Aprendí a no ignorar la belleza de este mundo extraño y a probar dos extremidades. Esos horizontes no cedían un paso más hacia atrás, siento que vuelvo a nacer mil veces en ese mismo ser. Hace unos días me encontré con un ángel y un diablo.
Primero subí unos 300km aproximadamente hasta el cielo para encontrarme con él ángel, cuando llegué estaba esperándome apoyado en el frente de su hogar con su sonrisa de oreja a oreja. Cuando bajé del carro el me dijo “eres el caos de un vendaval, pensé que nunca llegarías” también aclamó “tienes mucho frío y en tu espalda tienes una herida fatal” solo me quede mirándolo esperando la señal y me abalancé hacia el para recibir ese abrazo apretado que tanto me hizo acordar a ella. Le comenté con una sola mirada que en mi planeta estaba todo mal, el solo me acobijó y me mostró diferentes partes de su paraíso. Borracho loco, sin señal deje que tomara el volante porque el no bebía ni fumaba y me llevó a recorrer todo lo lindo que sabía que me gustaba. Al final del día entendió que yo estaba mejor y que la suerte siempre alguna vez nos abandona pero que mi locura no se puede acabar pero si aprender a bajarla, le agradecí y el solo me deseo mucha suerte con una mirada alucinante de que algún día volvería a verme. Así nos despedíamos de ese ángel tan peculiar y distintos a los demás.
A tan solo dos días después nunca imaginé tener un encuentro con el diablo, manejé 100km al sur y me fui metiendo poco a poco entre la oscuridad. Me bajé del carro, fui entrando con el pie izquierdo al infierno habían unos 34 grados esa noche, llevé un buen rato ahi adentro tenía hambre y me compre un cocktail de alcohol blanco. Fui sintiendo mas calor de lo normal y cuándo quiero contemplar ese lugar tan cálido alguien me toca la espalda, me di la vuelta y era él con sus ojos negros, tatuado, tomando algo fuerte, sus primeras palabras fueron “tienes fuego” con un cigarrillo en su mano. Accedí y le di lo que me pedía, le comenté que no me iba a quemar, el se rió y me dijo “ hay algo en tu manera de pensar que cambiaré la forma en la que piensas de mí”. Yo estaba tan intenso, sentía que tenía que desenredar algo en mí y que al final no iba a estar todo tan mal. Después de varías horas dialogando el me dijo “no te acerques demasiado, soy un fantasma andante no he visto el sol en 100 años, no pude evitarlo he sido maldecido y lo siento pero voy a sacudir cada uno de tus huesos”. Se bien a donde me dirigía todo esto, a los dos nos gustaba fumar, beber y el calor así que no dudamos un segundo para descifrar que era lo mismo que mirarnos frente al espejo.
Lamentablemente terminé encontrándome con el diablo del dragón rojo 2 veces más, ¿Por qué el ser humano siempre se queda con el calor, los vicios y la oscuridad? No lo sé, hoy me levanté ya estando en mi habitación pensando en el próximo encuentro con el, no se cuando será ni cuantos diablos más existirán pero los dos estábamos tan rotos, con tantos vicios y tan poco para dar que eso fue lo que nos encontró de una forma u otra. Con esto no digo que el ángel no me haya cautivado y gustado pero me descubrí una vez más entre la duda y la suposición.