Aún esta ciudad esta en guerra, los misiles no paran ni tampoco los tanques tienen alguna intención de detenerse. Sigo esquivando balas con mi gorro gris tratando de mantenerme de pie, todavía no amanece pero veo un rayito de sol saliendo de una nube agujereada como mi alma cuando se entera de algo que no quería escuchar. Me levanto en este cuarto triste y oscuro, la tarde no ayuda mucho y las sombras me invaden nuevamente.
Lo que todavía no entiendo es como sigo pensando en el olor a ese perfumador de sábanas que guardo en mi ropero cuando quiero recordar algunos momentos. Por las noches pienso tanto en la lucha constante que tengo dentro de mí que pierdo mi camino, luego me doy cuenta que las charlas no son solo con palabras, sino con miradas que piden cariño y un poco de refugio.
He descubierto mi piloto automático más de la cuenta, esos días donde solo aprietas los dientes y fingís una sonrisa ante la cruda realidad que te esta y estuvo tocando vivir todo este largo tiempo. Lo inmerecido que me he sentido, lo desolado de caminar sin esperanza alguna solo yo y mi disfraz de la ciudad. ¿Como hago para que algunos días no estar triste cuando la tristeza que sentía me la sacaba solo tu presencia?
Hoy nuevamente la tristeza me comete otro crimen y me deja para resolver varios casos, aún no dejo de pensar en todo, en toda mi vida, en mis vivencias, mis errores y mis aciertos, en las veces que me rebaje solo para que no te vayas y tenerte un ratito más. Pero todo eso hoy no vale nada. Ya pasaron 161 días desde que todo terminó y aunque ya he salido de terapia intensiva todavía me siento hospitalizado tratando de buscar un trasplante de corazón ya que con este siento que no siento ni voy a poder volver a sentir.
Mi cuarto
07/04/23 19:00